Bambú para adaptar los patios escolares al coronavirus
Entre las muchas cosas que ha trastornado la crisis del Covidien-19 está la concepción de los espacios de escuelas e institutos, que ahora necesitan como nunca crecer para dar más metros a los alumnos y hacerlo, sobre todo, en el exterior, donde el riesgo de contagio cae. Y muchos patios no pasarían un examen pandémico. Sea porque son pequeños, porque no tienen suficiente vegetación o porque quedan sometidos al sol sin ningún elemento que garantice una mínima sombra a los alumnos para pasar horas. Este último era el principal escollo que se encontraba el equipo directivo del Instituto Josep Lluís Sert de Castelldefels a la hora de plantearse sacar el patio parte de su actividad lectiva: la falta de sombras y de elementos que hagan agradable la estancia en un espacio que, eso sí, es grande.
Pero como el tamaño no lo es todo estos días se han sumergido en un proyecto piloto para cambiar la cara y la funcionalidad de su patio. Se trata de una iniciativa impulsada desde el Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC) y la consultora Bamboo Hub, con la arquitecta Greta Tresserra al frente, para que los estudiantes se impliquen en el proceso de construcción de estructuras para hacer zonas de sombra y espacios donde se pueda poner vegetación.
Estructuras que tienen en común un elemento clave: están hechas de bambú. «Un recurso material maravilloso» para Tresserra, que se enamoró en su etapa en Colombia, y que elogia desde aspectos técnicos como la ligereza y la facilidad de trabajo, como aspectos medioambientales vinculados a su alta capacidad de «capturar» dióxido de carbono o de crecer de manera, obviamente, mucho más rápida que un árbol que pueda producir madera -algunas especies pueden crecer hasta un metro al día.
Por eso la idea ahora que la situación sanitaria obliga a tomar medidas urgentes es aprovechar el momento para construir las estructuras casi de un día para otro y de incluir, también, el bambú como temática a tratar en diferentes asignaturas. «Explico a los estudiantes que las cañas que tienen en sus manos tienen kilos de dióxido de carbono secuestrado», detalla Tresserra.
Es cierto, apunta incluso antes de que le pregunten, que el bambú no crece de forma natural en Europa, pero incluso habiéndolo de transportar desde Colombia -como el del instituto- remarca que la ganancia ecológica es inmensa porque el porcentaje de dióxido de carbono emitido en el viaje supone sólo un 20% de lo que la planta puede absorber mientras crece.
Clases en la pérgola
Los impulsores del proyecto ven en lo que se está haciendo en el instituto una prueba piloto que podría extenderse al conjunto de centros educativos, pero también a otros espacios como coworking u oficinas. De la mano de la propuesta, los alumnos de ESO y bachillerato del José Luis Sert han cogido las herramientas y se han organizado en equipos para medir, cortar y conectar las cañas que deben convertirse en una gran pérgola, cubierta de ‘enredadera de flor que cambia de colores con el paso de las estaciones, y también una estructura más ligera, que servirá para poner un árbol y llenarla de vegetación para que añada verde en el patio mientras el árbol no sea suficientemente grande. «Nos encontrábamos que un grupo salía a hacer una sesión de plástica en el patio pero no se estaba a gusto, hacía lo que tenía que hacer en diez minutos y volvía. Ahora nos podremos plantear sacar actividad en el patio, hacer alguna materia en la pérgola «, explica el director del centro, Juan Manuel Cazorla, satisfecho con los resultados.
Artículo de MARIA ORTEGA
Foto: MANOLO GARCÍA
Publicado en el Diari ARA, el domingo 3 de enero de 2021