A pocos días para las elecciones del 14-F, el director general de Participació Ciutadana de la Generalitat, Ismael Peña, intenta despejar las dudas sobre cómo se debe desarrollar la jornada electoral y sobre la seguridad del proceso.
Hay quien cree en el posible fraude con el voto por correo.
– Es una barbaridad, una aberración intelectual, pensar que se puede manipular masivamente el voto por correo. Hay una cadena de custodia, el voto llega a la mesa, hay interventores, la oficina del censo, que genera las etiquetas, y Correos, quien se lleva el voto, son dos sistemas separados. Para manipular estos dos sistemas deberías poner de acuerdo a centenares o miles de personas y arriesgarte a ir a la cárcel, saber qué votos quieres cambiar, todo para intervenir en un puñado de votos…
Algunos electores aún no les ha llegado la tarjeta censal. Este año es más necesaria porque muchos electores cambian de lugar de votación.
– Están llegando. Es lógico que la gente esté nerviosa, pero aún quedan 10 días, es mucho tiempo. Y siempre se puede consultar el punto de votación en la web del INE o las de cada ayuntamiento
¿Cuáles son las medidas para que acudir a la mesa electoral sea seguro?
– La Generalitat fija los protocolos: que se cumpla la distancia, que haya elementos de protección y ventilación y circuitos independientes de entrada y salida. Que se pueda hacer cola en la calle, y más largas de lo habitual porque se debe guardar distancia. Que haya distancia entre mesas, y entre miembros de las mesas. Esta ecuación se pasa a los ayuntamientos, estos buscan locales que permitan cumplirlas, o duplican la mesa en dos locales, y la oficina del censo valida el local. Por ejemplo, un cuartel, una iglesia o la sede de un partido se consideran locales no adecuados, un polideportivo, sí.
Hay gente a quien le produce reparo pensar en las habituales escenas de apelotonamiento para recoger papeletas… Como, por ejemplo, «Estoy encerrada por miedo al covid y el 14-F me llevan a la masificación total».
– Las papeletas se podrán traer preparadas desde casa: hemos impreso papeletas de todas las candidaturas, llegarán 5,5 millones de envíos a finales de la próxima semana. Solo han quedado fuera las 109.000 personas inscritas en la ‘lista robinson’. Para que no haya apelotonamientos en cada colegio electoral habrá al menos una persona responsable (entre 3.000 y 5.000) dedicadas exclusivamente a que haya mascarillas, gel y se respeten el aforo y las distancias.
Los más preocupados son los miembros de la mesa.
– Tendrán protección adicional: pantalla facial, y mascarilla Ffp2 durante la votación y el recuento, ventilación, traje de protección en la última franja horaria. Con los expertos sanitarios hemos diseñado un circuito de voto que es mucho más seguro que cualquier situación cotidiana con la que nos encontramos, excepto quizá la UCI. No hay ningún espacio más seguro ahora mismo, ni lo ha habido en los últimos 10 meses, que el local electoral: es más seguro que comprar pan. Nos dirán que el miembro de la mesa pasa más tiempo que quien compra pan. Pero también es más seguro que vender pan, que dar clase, que estar en el metro.
Ante la cantidad de gente que pide quedar excluida, ¿hay riesgo de que no puedan constituirse mesas electorales? ¿Y cómo se reclutan voluntarios?
– La probabilidad no es cero, como es lo habitual, pero sigue siendo pequeña, en la práctica no me hace sufrir mucho. Normalmente los ayuntamientos sortean a tres personas por puesto, y si a una se la exime, se pasa a la siguiente. A los ayuntamientos les está costando, pero el problema será si el mismo día se pone gente enferma, o un contacto suyo. Cada junta local es soberana para buscar una solución y anticiparse. Como se descarta la previsión legal de hacer que se quede en la mesa el primer elector que esté en la cola, porque la primera franja está reservada a personas de riesgo, se pueden tomar diversas medidas. Por ejemplo, la junta de Berga ha notificado que una vez constituida la mesa los suplentes se esperen hasta saber si son necesarios en una mesa cercana. Pero en definitiva las juntas electorales son soberanas: te pueden llamar el día mismo, o salir a la calle y coger a alguien, o pedir que te sustituya un familiar, y no te puedes negar. Barcelona plantea los voluntarios: tendremos que ver cómo.
Oriol Mitjà pide que no voten los contagiados.
– Es uno de los motivos por los que quisimos aplazar las elecciones, pero nos dijeron que no. Podemos pedir que se aplacen las elecciones, pero no podemos negar el derecho a voto a 200.000 personas.
¿Hubiera sido posible facilitar el voto in situ, por ejemplo, en residencias?
– En este caso, con personas a las que llevamos 10 meses diciéndoles que no salgan, pedimos copiar el procedimiento establecido legalmente para centros penitenciarios, donde evidentemente no pueden salir a votar ni a pedir el voto por correo. Allí Correos envía un funcionario a recoger las solicitudes y después a recoger los votos. Pero nos han dicho que no, como con la exclusión de personas mayores de 60 años en las mesas. Hemos articulado un protocolo para que las familias puedan acompañar a los residentes a la urna de forma segura.
La franja inicial para grupos de riesgo de 9 a 12 y la final para contagiados y confinados de 7 a 8, ¿es obligatoria o orientativa? Si alguien llega a las 19:30, ¿se le puede negar el voto?
– La ley dice que se debe dar 11 horas para votar. Si solo das 1, o 3, o 7, y vas fuera de ese horario porque no sabes el horario y te dicen que no, sería inconstitucional, y podrías recurrir. Lo que decidimos fue que sería recomendado y hacer campaña informativa por tierra, mar y aire.
¿Puede atentar contra la intimidad que se sepa tu estado de salud por la hora en que votas?
– No se registra en ningún sitio la hora en que se vota. Y en cuanto a difundir imágenes en ese momento, podemos recomendar que no se haga, pero no dictarlo.
Artículo de Júlia Regué
Periodista
El Periódico